“El arte por el arte es una aberración, la arquitectura por la arquitectura es un crimen“
Hundertwasser
Hundertwasser intentó desde una perspectiva amplia unir el arte con la vida, como una manera sustentable de existir en armonía con el medio. Ecología más que una palabra, era para él una forma de vivir, de concebir su mundo, de asimilar la realidad, de relacionarse con lo que le rodeaba.
En 1953 en la casa de un amigo, Hundertwasser pintó su primera espiral. Este símbolo expresa su particular visión del mundo y su relación con la realidad exterior:
“Esta relación se desarrolla por ósmosis, a partir de niveles de conciencia sucesivos y concéntricos respecto al yo interior profundo. El símbolo pictórico ilustra la metáfora biológica”.
En el fondo de todo se encuentra el ser, la persona, sus deseos y temores; sobre esta, pero siempre girando entorno a ella misma, se van depositando capas de significaciones que lo relacionan con todo el universo.
Estas pieles, muchas veces olvidadas, nos conforman como individuos, partes de una sociedad y miembros de un entorno natural.
Estas pieles, cinco en particular, engloban todo el universo artístico del pintor-arquitecto-soñador austriaco Hundertwasser. Primera piel: La epidermis Hundertwasser significa “Cien aguas”, los otros dos nombres que este artista eligió para si son: Friedensreich y Regentag, es decir - Hundertwasser entre el reino de la paz y el día de lluvia-. Dos de los estados de gracia con que se sentía identificado. “La epidermis es la zona membranosa más cercana al yo interior, la que encarna la desnudez del hombre y del pintor”. Los discursos como “al desnudo” en 1967, reclamando el derecho a la “tercera piel”, no sólo enfrentaba a la sociedad sino que imponía el lienzo de los cuerpos para pintar en él lo que nosotros somos.
Esa primera piel no sólo es la de la epidermis sino la de la infancia: ese lugar en el que nos conformamos a nosotros mismos. Hundertwasser decide aceptar esa su primera piel: “Como hijo único, me sentía responsable hacia los demás, quería demostrarles que sabía pensar, actuar, ser… mejor”. Al aceptar esos defectos, esa primera piel, aprende a aceptarse a sí mismo. Así llega a su principal descubrimiento: El camino a la felicidad en la belleza, en el mundo de lo orgánico y de lo elemental. Segunda piel: La ropa Hundertwasser nacido en Austria en 1929 deja su país en 1949 para seguir su destino, o como dice para definirlo él mismo. Llega al Norte de Italia donde conoce a René Brô al que seguirá a París. En París descubrirá un circuito artístico paralelo y oculto al que regentaba la Escuela de París. En este círculo el arte tiene la sencillez y la experimentación del que está libre. Hundertwasser fabricaba su propia ropa. Su figura desgarbada, con trajes realizados con fragmentos de diferentes telas, empieza a ser una figura familiar en las exposiciones y eventos. Su ropa denuncia los tres males de la segunda piel: - La uniformidad, la simetría en la confección y la tiranía de la moda -. Tercera piel: El hogar Esta es la más compleja de las ideas de Hundertwasser y a la que dedicó más tiempo a lo largo de su vida. Para explicarla es más sencillo recurrir a sus propias palabras: El derecho a la ventana (fragmentos de diversos discursos): Algunas personas dicen que las casas consisten en paredes. Yo digo que las casas consisten en ventanas. El que vive en una casa debe tener derecho a asomarse a su ventana y a diseñar como le apetezca todo el trozo de muro exterior que pueda alcanzar con el brazo. Así será evidente para todo el mundo desde la lejanía, que allí vive una persona. Cualquier clase de diseño personal es mejor que la estéril muerte. Nuestras casas están enfermas desde que existen planificadores urbanos dogmáticos y arquitectos de ideas fijas.
Todas estas casas, que tenemos que soportar por miles, son insensibles, carecen de emoción, son dictatoriales, crueles, agresivas, lisas, estériles, austeras, frías y prosaicas, anónimas y vacías hasta el aburrimiento. Nuestras ciudades son la realización de los caprichos dementes de arquitectos criminales que nunca hicieron el juramento hipocrático de la arquitectura: me niego a construir casas que puedan dañar a la naturaleza y a las personas. Un buen edificio debe lograr unir dos cosas: La armonía con la naturaleza y la armonía con la creación humana individual. Somos simples huéspedes de la naturaleza y deberíamos comportarnos consecuentemente.
La naturaleza debe crecer libremente donde cae la lluvia y la nieve; lo que está blanco en invierno, debe ser verde en verano. Todo lo que se extiende en horizontal bajo el cielo, pertenece a la naturaleza. En las carreteras y los tejados deben plantearse árboles. La relación entre el hombre y el árbol tiene que adquirir proporciones religiosas. Así, la gente entenderá por fin la frase: la línea recta es atea. A lo largo de su vida Hundertwasser diseñó, construyó y reparó edificios en diferentes países con su idea y discurso en mente. Emparentadas con la arquitectura de Gaudí y otros arquitectos, surgieron casas de departamentos, museos, iglesias ecuménicas, centrales térmicas, balnearios, jardines de infantes y restaurantes, siguiendo la línea, como aquella primigenia espiral, que rompe la línea recta y les da tanto al individuo como a la naturaleza, un hogar para amar. Techos cubiertos de césped, paredes tachonadas de colores como un rompecabezas, ventanas desiguales, al igual que timbres y cerraduras, aprovechando de la variedad de la fabricación en masa, adaptándose a paredes y suelos irregulares y árboles inquilinos viviendo en los balcones, son las características fundamentales del - Médico de la arquitectura -, del “derecho a la ventana”. Cuarta piel: El entorno social y la identidad Hundertwasser fue hijo único pero siempre estuvo rodeado de un círculo de amigos íntimos con los que no sólo compartía la amistad sino que eran sus colaboradores en todos sus trabajos.
Para Hundertwasser la identidad no estaba conformada sólo por quien somos sino de quienes nos rodeamos, siendo la familia y los amigos el círculo menor ampliándose hacia la vecindad, la región y el país. Opuesto a la Comunidad Europea como una despersonalización en gobiernos y decisiones, abogó por la paz de Palestina creando una bandera que aunaba la estrella judía con la luna árabe en “Bandera de la paz para la tierra prometida”, buscando siempre la paz en esta identidad. También se dedicó a trabajar con elementos de identificación nacional como las banderas (diseñó una para Australia que eliminara la influencia de la Union Jack), estampillas e incluso matrículas de coche que dentro de la normativa respeten el origen regional de cada persona. Quinta piel: El entrono mundial, Ecología y Humanidad Ciudadano austriaco y de nacionalidad neocelandesa, hasta los últimos años de su vida Hundertwasser daba unas dos vueltas al mundo al año a bordo de su barco: Regentag (día de lluvia), para mantenerse al ritmo pendular del planeta. Sus campañas siempre trabajaron en pro de la ecología, contra el racismo y a favor de la paz sin adscribirse ni dejarse influir nunca por partidos políticos o tendencias ideológicas. Su obra siempre fue la obra del artista. Desde los años 80 estuvo apoyando constantemente campañas contra la energía atómica, a favor del uso del transporte público, la plantación de árboles, la salvación de la lluvia. Una nueva forma de arte se plasmó en la producción masiva de carteles y posters de gran calidad para diversas campañas en diferentes regiones del planeta. Siempre trabajando y apoyando a diversas causas parece estar en todas partes. Porque él mismo sabe que el trabajo es enorme y que él no podrá acabar ni una mínima parte. Pero el trabajo que realice será su obra artística. La quinta piel se extiende hasta el infinito. * * * Hundertwasser a veces pesimista dice que la destrucción es inminente por nuestra apatía y desinterés por el planeta, pero pronto recupera la serenidad. En su manifiesto de 1979: “La Santa Mierda”, Hundertwasser ha dado el paso definitivo: “La mierda se convierte en tierra que se posa sobre el tejado – se convierte en hierba, bosque y jardín, la mierda se convierte en oro. El círculo se cierra y deja de haber desechos”. De esta misma manera el entorno mundial tiende también a ser la espiral: “El arte es el punto de partida y la meta a conseguir”. El año 2000 Hundertwasser finalmente pudo descansar de su trabajo titánico, es enterrado, siguiendo su voluntad, sin un féretro que lo separare de lo tierra. Sobre el suelo de su sepultura, se plantó un árbol, según su creencia, ahora vive en el árbol que crece sobre el lugar de su regreso a la Gran Madre. Como toda su obra, él también corre en espirales, su obra comienza en el arte y en la tierra, y finalmente vuelve a ambos.
Fuente: El forastero.blogalia.com Clikc AQUI para leer manifiestos de Hundertwasser.
LOS MANIFIESTOS DE HUNDERTWASSER Harry Rand, Hundertwasser, Benedikt Taschen, 1994
HUNDERTWASSER, el poder del arte. El pintor-rey con sus cinco pieles. Pierre Restany Taschen- 1997
“Hundertwasser se rebeló constantemente contra el poder omnipresente de los patrones de pensamiento racionales y pragmáticos y se convirtió en una figura emblemática de un modo de vida inconformista y en un embajador de una existencia alternativa autodeterminada. El mundo de las imágenes de Hundertwasser despierta el anhelo de la armonía universal, para una existencia en concordancia con la naturaleza.
Con énfasis en los enfoques críticos de Hundertwasser respecto a la ecología, la civilización y la arquitectura, Pierre Restany en este libro, examina las fases de su obra polifacética. Restany crea un completo retrato de un artista de poder visionario, de su desarrollo artístico, desde el boicot arquitectónico y las manifestaciones nudistas a fines de los años 1960, y a través de los proyectos arquitectónicos a nivel mundial, hasta sus croquis alternativos para la sociedad. “
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The third skin of Hundertwasser: The home
"Art for art is an aberration, architecture for architecture is a crime"
Hundertwasser sought from a broad perspective to unite art with life, as a sustainable way of existing in harmony with the environment. Ecology, more than a word, was for him a way of living, of conceiving his world, of assimilating reality, of relating to what was around him.
In 1953 in the house of a friend, Hundertwasser painted his first spiral. This symbol expresses its particular vision of the world and its relation with the external reality:
"This relationship is developed by osmosis, from levels of consciousness that are successive and concentric with respect to the deep inner self. The pictorial symbol illustrates the biological metaphor. "
At the bottom of everything lies the being, the person, his desires and fears; on this, but always revolving around itself, are depositing layers of meanings that relate to the entire universe.
These skins, often forgotten, make us as individuals, parts of a society and members of a natural environment.
These skins, five in particular, encompass the entire artistic universe of the Austrian painter-architect-dreamer Hundertwasser.
First skin: The epidermis
Hundertwasser means "Cien waters", the other two names that this artist chose for themselves are: Friedensreich and Regentag, ie - Hundertwasser between the kingdom of peace and rainy day. Two of the states of grace with which he felt identified.
"The epidermis is the membranous zone closest to the inner self, which embodies the nakedness of the man and the painter." Discourses such as "naked" in 1967, claiming the right to the "third skin", not only confronted society but imposed the canvas of bodies to paint what we are.
That first skin is not only that of the epidermis but that of childhood: that place in which we conform ourselves. Hundertwasser decides to accept that first skin: "As an only child, I felt responsible towards others, I wanted to show them that I could think, act, be ... better." By accepting those flaws, that first skin, he learns to accept himself. Thus it reaches its main discovery: The road to happiness in beauty, in the world of the organic and the elemental.
Second skin: The clothes Hundertwasser born in Austria in 1929 leaves his country in 1949 to follow his destiny, or as he says to define it himself. He arrives in Northern Italy where he meets René Brô, who will follow Paris. In Paris you will discover a parallel and hidden artistic circuit to which the School of Paris ran. In this circle art has the simplicity and experimentation of the free.
Hundertwasser made his own clothes. Her ungainly figure, with costumes made from fragments of different fabrics, begins to be a familiar figure in exhibitions and events. His clothes denounce the three evils of the second skin: - Uniformity, symmetry in clothing and tyranny of fashion.
Third Skin: The Home
This is the most complex of Hundertwasser's ideas and to which he devoted more time throughout his life. To explain it, it is easier to resort to his own words:
The right to the window (fragments of various speeches): Some people say that houses consist of walls. I say that the houses consist of windows. He who lives in a house must have the right to look out his window and to design as he likes the whole piece of outside wall that can reach with his arm. Thus it will be evident to everyone from the distance, that a person lives there. Any kind of personal design is better than sterile death. Our houses are sick since there are dogmatic urban planners and fixed-minded architects.
All these houses, which we have to endure for thousands, are insensitive, devoid of emotion, are dictatorial, cruel, aggressive, smooth, sterile, austere, cold and prosaic, anonymous and empty to boredom. Our cities are the realization of the demented caprices of criminal architects who never made the Hippocratic oath of architecture: I refuse to build houses that could harm nature and people. A good building should bring together two things: harmony with nature and harmony with individual human creation. We are simply guests of nature and should behave accordingly.