Construir sin destruir
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Construir sin destruir


“En la confrontación del hombre con la naturaleza, poner al hombre primero no es una licencia para agredir el equilibrio ambiental temerariamente” Sophie Jakowska

El impacto de la deforestación en el medioambiente es altamente negativo, contribuyendo al calentamiento global, impactando en el ciclo del agua, reduciendo la biodiversidad e impulsando la pérdida de tierra fértil, entre otros muchos efectos sumamente devastadores.

Además, tiene un impacto económico que, como sugirió en su momento la Convención de Diversidad Biológica de Bonn podría “reducir a la mitad los estándares de la pobreza mundial y reducir el producto interior bruto global un 7% para 2050.”

Construcción y convivencia

Ante la pregunta de cómo respetar a la naturaleza, incorporando nuestras casas y edificios en el medioambiente que nos rodea, y no construyendo uno artificial, diversos arquitectos muestran de qué manera esto es posible, bello y deseable.

Uno de los grandes avances culturales que debemos a las nuevas generaciones es la conciencia en la necesidad de proteger el entorno con un desarrollo sustentable. Como solía decir la destacada doctora y precursora de la bioética Sophie Jakowska, “en la confrontación del hombre con la naturaleza, poner al hombre primero no es una licencia para agredir el equilibrio ambiental temerariamente”.

Lamentablemente, la industria inmobiliaria tiene la mala fama de invadir los barrios con grandes obras de cemento, cuya presencia disruptiva descuida la protección del medioambiente y no armoniza con el entorno urbano y natural en el que se emplazan.

Resultaría muy fácil alentar la modernización de la ciudad por medio de la promoción de nuevos proyectos, edificios, condominios o centros comerciales, que simplemente sean copias de lo que vemos en el extranjero para implantarlos indiscriminadamente en nuestra realidad, sin tomar en cuenta sus efectos en el entorno. Esta solución simplista genera homogeneización, externalidades e impactos viales sin resolver, segregación social y, en definitiva, se ve afectada la calidad de vida de quienes habitan los barrios donde se llevan a cabo los proyectos que no toman en consideración la sustentabilidad.

La deforestación es un problema urgente que tiene impactos muy negativos en el medioambiente.

El gran desafío es precisamente contrarrestar esto, buscando compatibilizar las exigencias económicas de la industria con las de los habitantes. No es suficiente priorizar en la oferta inmobiliaria la ubicación, diseño, conectividad y protección de las áreas verdes, sino es indispensable cuidar la calidad arquitectónica de los barrios e incorporar innovación tecnológica que permita que los proyectos sean cada vez más cuidadosos del medioambiente y de la calidad de vida.

Todo esto sólo es posible si los nuevos proyectos toman en consideración desde el principio el espacio público donde se insertan e incorporan medidas concretas. La tendencia son jardines con bajo consumo de agua, eficientes en el consumo eléctrico y que fomentan el deporte, el uso de la bicicleta y estilos de vida sana. El objetivo tiene que ser un desarrollo inmobiliario armónico que se preocupe tanto por la calidad de vida de sus habitantes como con quienes viven en los barrios donde se llevan a cabo. Además, y no menos importante, es la integración que estos proyectos puedan lograr en nuestras ciudades buscando que contribuyan a embellecer los lugares que los acogen.

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